2 de septiembre de 2008

MANUAL DE CARREÑO

El cambio continuo presenciado por la humanidad al interior de su estructura social a permitido alcanzar un desarrollo progresivo de la cultura humana, tal desarrollo en determinado aspecto a conllevado hacia la imposición de nuevas normas de conductas social en pro de un mejoramiento de las relaciones de vida interpersonales y un mayor alcance e impacto del tejido social.

Nuestro accionar cotidiano en un espacio social dado nuestra naturaleza de seres solidarios nos lleva a establecer ciertos márgenes actitudinales para engranar de forma más efectiva al interior de nuestra comunidad. Es en este instante en donde las convenciones inician a tomar parte del accionar humano y en el área de las relaciones humanas una de las más importantes es la de buenas normas de conducta y desempeño que están enmarcadas en el manual del señor Carreño y hasta el momento han sido establecidas en muchos marcos contextuales singulares presentes en la generalidad que se halla contemplada en el ámbito social.

Desde mi perspectiva personal es excelente establecer normas de conducta que admitan definir nuestra calidad de seres racionales y eficientes en el manejo de las relaciones que nos permitirán alcanzar la satisfacción de nuestras necesidades comunes. En este punto surge una incógnita personal ¿cómo vamos a conformar una personalidad propia para exponerla ante una sociedad si aun no hemos definido el motivo por el cual queremos acceder a ella? Es decir, la mayoría de las personas siempre esperan de su sociedad el hecho de ser reconocidos pero no aterrizan sus pensamientos en la búsqueda de mejores ideales comunes. Es por esto que la sociedad contemporánea en vez de impulsar el crecimiento del individuo lo inclina hacia el empobrecimiento moral y valora sus actitudes desde la perspectiva racional que al ser establecida de manera jerárquica como la conciencia de una sociedad conlleva a los individuos a enfrascarse en el sostenimiento de una personalidad superficial y caracterizada por innumerables inconsistencias que frustran la objetividad y la perspectiva que pueden garantizar el éxito del individuo y su póstumo reconocimiento ante la sociedad.

En conclusión el marco social nos lleva a establecer que:

Más que el sistema social al que pertenecemos lo que nos identifica son los rasgos personales que subyacen de nuestro raciocinio y de nuestra capacidad de adoptar las convenciones generales en pro de un crecimiento continuo y paulatino de nuestras sociedades.
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Viviana Isabel Montes
Aprendiz CTPGA
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